Querida María,
Recibo tus gracias y también las entrego a todos los que me enseñaron y guiaron, primero a mis padres y a Hellinger, y también a muchos otros, fundamentalmente a mi Sistema Familiar y al Amor del Espíritu.
Sabes, estamos primero al servicio de nuestro Sistema Familiar. Y mi sistema necesita de mi que yo haga lo que estoy haciendo, así que os doy también las gracias por existir y permitir ponerme a vuestro servicio, cumpliendo así con mi destino.