Hace tiempo que observo que cuando me veo obligada a reconducir situaciones, mi actitud no es acorde con mi naturaleza pacífica y centrada. Hoy, regañando a mi hija por un asunto doméstico detecté mi entrada en el campo de un perpetrador. Verlo me provocó un dolor enorme, y tuve que aislarme dicretamente un rato para llorar. Y entonces lloraba como una víctima aterrorizada.
Intenté permanecer en mi centro, reconocer el campo, y dejarle manifestarse para «verle mejor». Cuando me fui calmando cerré los ojos y le dije «gracias» varias veces mientras me iba liberando y relajando.
Estoy segura de que ni con mucho he resuelto nada, y por eso quería preguntarte si me puedes sugerir algún ejercicio para profundizar y sanar este tema. Muchas gracias por tu ayuda y por ser como eres. 🙂
qué alivio! gracias !
Gracias Brigitte…
la sensación fue tan fuerte que me preocupé… porque además he detectado muchos perpetradores en mi sistema.
Pero ahora entiendo lo que ha pasado, y lo acepto como un regalo.
Un abrazo.
Hola Pilar,
todo tiene su polaridad, y nuestra energía crece cada vez que reconciliamos dos polaridades, o cada vez que compensamos una polaridad con otra.
Quiere decir que todo momento «pacífico» necesita ser compensado con su opuesto «perpetrador».
Para entenderlo, puedes leer los artículos de Demartini y Kishori Aird en la sección Biblioteca/Artículos/Otros temas de http://www.insconsfa.com.
Por lo tanto se trata de aceptar que amor y agresividad forman parte de nosotros mismos, no están afuera.
Y cuando nos damos cuenta que estamos viviendo algo, sea lo que sea, lo agradecemos, lo honramos y lo ponemos en nuestro centro. De esta manera nos abrimos a la reconciliación con su opuesto, para poder vivir el máximo de energía.
Energía es amor, fuerza, paz y salto cualitativo en nuestra vida.