Querida Brigitte, aquí estoy de nuevo, con un tema que me aqueja y que no sé cómo coger (o si me hace falta aún constelarlo). Se trata de la suciedad, que ya lo constelé en verano, y ha vuelto de nuevo con toda su fuerza: las cacas de perro se amontonan en el jardín (las recojo a diario, pero esta semana me ha flaqueado la fuerza, y mi marido se ha comprometido a hacerlo él, pero lo mismo), una gata que de vez en cuando nos da sorpresas y a quien nos cuesta mucho regañar, hizo sus asuntos en un rincón y se orinó días después en otro (cuando hace mal tiempo fuera), la regañé un poco, y siento que ha tomado nota. Cuando creí que ya estaba solucionado, uno de los gatos pequeñines (Sam, de unos 3 meses) hizo sus asuntos en un sillón que tenemos en la cocina, pillándonos totalmente por sorpresa (es siempre muy limpio). Le regañé un poquito, y siento que ha tomado nota también. Hace un día o dos, Pep, otro de los gatos, orinó en la cocina junto a la puerta del jardín, cosa que no ha hecho nunca, y cuando le regañé se lo tomó a broma y se puso juguetón. En fin, cuando ya pensé que no me hacia falta hacer nada al respecto y que podía ignorarlo, zas, me encuentro con ya lo último de lo último, con que uno de los gatos ha marcado el bote del té en la encimera donde preparamos la comida en la cocina, e incluso la bolsita de té que había puesto en un vaso ya y todo; la olí por si acaso, y me manchó la nariz orina de gato (de la de marcar territorio). Se me vino el mundo encima, sentí que ya no podía con aquello. Que me quería ir, aunque no supiese a dónde, salir por patas. Al darme la vuelta, como en estado de constelación, y totalmente abrumada, sentí que miraba a un muerto, quizá del sistema de mi marido, y como que aquello mostraba toda la exclusión que él sufría, y que devolvía, todo su sufrimiento, su tormento, expresado de aquel modo. Le tomé en mi corazón, a él y a su exclusión, y le agradecí y le dije que ya podía descansar. Entonces sentí que desaparecía. Me puse ya a limpiar y a desinfectarlo todo, y sentí mucho dolor, lloré como si estuviese haciendo un duelo, mientras limpiaba todo (por cierto, la encimera de la cocina ha quedado que da gusto y muy descongestionada). Uno de nuestros gatos, que vale su peso en oro, Pep precisamente, estuvo todo el rato mirándome desde la mesa muy sentido, me ayudó mucho, aunque no quiero que coja cosas nuestras, claro.
Lo intenté constelar después con anclajes y no entendí nada, ni pude acabar la constelación: «el marcaje del té con orina de gato» miró hacia algo muy alto y lejos, de lo que no podía apartar la mirada, balanceándose de pierna derecha a izquierda, inquieto, y avanzó unos pasos hacia aquello que miraba, sin poder apartar la vista; mi marido se comenzó a inclinar hacia su derecha, se apoyó sobre una encimera, cerró los ojos y se dispuso a dormir; yo no recuerdo bien que hice, le miraba al «marcaje», y puse un anclaje para algo/alguien que sentía a mi derecha, más alante (esto fue al principio de todo); me puse sobre aquel anclaje que no sé que era, y lo miraba todo, sobre todo al «marcaje», pero no pasaba nada (sí agradecí al marcaje y lo tome en mi corazón desde este anclaje desconocido), entonces Sam, uno de los gatitos, entró corriendo juguetón, se echó precisamente encima del anclaje para mí, jugó con él y lo descolocó, luego la otra gatita hizo lo mismo, y luego Sam se puso a jugar como un loco con el anclaje para el «marcaje», y ya dejé la constelación, como que o no lo estaba haciendo bien, o es que me estaban diciendo los gatitos que aquello ya no hacía falta. Perdona que me haya extendido tantísimo. Te estaré inmensamente agradecida, por favor, por cualquier ayuda que me pudieras dar para entender esto, o como proseguir, o si ya no hace falta. Muchísimas gracias de corazón por tanto regalo.
querida María,
tu mensaje es demasiado largo por dos motivos:
el primero, exponer con todo detalle un problema es un modo de seguir disfrutando del problema y alejar la solución.
El segundo es que la descripción detallada de la constelación es contraproducente, interfiere en el desarrollo del movimiento. Solamente será útil hablarme de un detalle que no hayas entendido.
Y como lo has visto en casos anteriores, yo tampoco suelo entender mucho. Quien mueve la constelación, y quien te inspira, son otras fuerzas, y en ellas hay que confiar.
Y ahí, tus gatitos te dijeron que ya estaba bien. Tú misma recibes toda la información!!!!
Y si algo has hecho mal en una constelación, el movimiento del espíritu te lo mostrará a través de algún síntoma de tu cuerpo, un malestar que aparecerá al finalizar la constelación.
@Brigitte
Muchísimas gracias de corazón Brigitte. Lo cierto es que he estado a punto de borrar la entrada más de una vez, pero creo que necesitaba oír lo que me has dicho. En cuanto al marcaje de los gatos, bueno, ya hemos averiguado que hay un gato intruso en el barrio… Tengo demasiado tiempo para pensar!
María, está todo muy bien. En cada constelación que haces sanas algo importante y recibes mucha información. Así que ¡adelante!