Querida Brigitte:
El pasado año 18 se han venido sucediendo cosas que han terminado por dividirnos a los hermanos entre los que le dan la razón a mi madre en lo que es un trato desigual y, por cierto, les favorece a ellos, y los demás. Bueno he acabado por verlo como una cuestión de estar más sola y de relacionarme con aquellos lo justo, por educación.
El tema es que otro de los hermanos discriminados empezó a llamarme cada día para saber cómo me encuentro y aprovechar para criticar a aquellos con comentarios a veces muy desagradables en cuanto que tocan, pienso a su dignidad, siendo a veces tremendamente agresivo y empujándome a mí a serlo. Así se lo vengo diciendo al hermano que me llama. Y él, a veces, para de hacer esos comentarios, pero luego, a los pocos dias vuelve a empezar con los mismos.
Ha llegado un momento que no sé cómo hacer para que pare, y noto claramente que me altera mucho el estado de ánimo y ha formado parte de mi vida hasta ahora pero ahora lo he visto muy claro, como si fuera una droga, algo que me enganchaba, como el tabaco, que dejé hace cuatro meses. Se lo he dicho 20 veces pero no hay manera y, claro, no quiero llegar al extremo de tener que bloquear su teléfono.
Me puedes recomendar algún ejercicio o algo, por favor, para estar en paz, a pesar de todo.
Feliz año nuevo !
Un abrazo grande
Adela
Hermanos
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querida Adela,
el reparto sistémico entre los hermanos es involuntario e inconsciente, y hace falta mucha fuerza interior, mucho «adulto», para salir del enfrentamiento y de la fidelidad a una antigua lucha fratricida.
Te puede ayudar hacer repetidamente el ejercicio «Las personas que no cambian», para encontrar paz y para hacerle llegar una resonancia de amor.
Un gran abrazo