En noviembre de 2016 en el taller de empresas de Tarragona constelaste la empresa y la fundación que tenemos mi ex-marido y yo. También salieron nuestras dos hijas. La pequeña seguía a niños muertos en el vientre de la madre. Fue un trabajo profundo. Me sorprendió por el halo de éxito que trata de irradiar.
En enero de 2017 su padre estuvo a punto de morir, pero al fin se quedó con nosotras, aunque si no está distraído con el trabajo dice que no le importaría morirse. Sin embargo, cada vez que tiene un síntoma corre despavorido al médico.
En abril de 2017 por primera vez en medio de unos exámenes inmensamente exigentes mi pequeña me confeso sus deseos de suicidio.
Este verano consteláste su rabia en Madrid, seguía a una mujer a la que habían hecho mucho daño.
El jueves la constelaron en Galdakano.
El viernes por la mañana volvió a decir a su padre, se ha ido a vivir con él al terminar la carrera en el extranjero y volver a casa para incorporarse a una empresa muy exigente, que pensaba en el suicidio.
Dice que quiere ir a un psicólogo, pero nunca tiene tiempo de ir.
No sé qué más hacer.
La amo con locura y repito «ahora ya los veo yo. Vete a la Vida hija mía», pero no parece soltarse.
Deseos de suicidio.
2 Comentarios
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Gracias Brigitte, así lo haré.
Hola Isabel,
el suicidio suele darse en las personas que tienen una intrincación con perpetradores que no asumieron el daño que hicieron.
Podrías hacer el ejercicio «El movimiento de compensación que nos atrapa», por tu hija.
También «Tú por ti», en nombre de tu hija, hacia un ancestro.
Y repetir estos ejercicios de vez en cuando.
Un abrazo muy cordial