Querida Briguitte: Quería consultarte cual sería la mirada sistémica en un caso así:
Si se tiene una hija con «trastorno de personalidad grave». Ha tenido unas heridas de consideración que precisan de una intervención quirúrgica posterior. Al salir del hospital quiso la médica hablar con la madre y le dijo: da lo mismo que las heridas sean por agresión o por caída propia por haber bebido, «Esta vez ha tenido suerte y no le quedará nada irreparable, pero para su protección, debido a su patología y su dependencia etílica, debería usted pedir la incapacidad de su hija.»
Ante esto, donde queda el respeto al destino de la hija? Cual es el destino de la madre? Queda desprotegida la hija?
La madre ya tiene edad y no hay más familiares. La madre siente que esta llena de dudas y no acierta a ver con claridad y está abierta a todo.
Muchas gracias por todo lo recibido hasta ahora de tu generoso corazón. Muchas, muchísimas gracias.
querida Pura,
aquí el destino de la hija es aceptar tener esta intrincación con tragedias y secretos del pasado que le provocan un trastorno grave de personalidad, es decir una grave invalidez psíquica.
El destino de la madre es tomar el destino de su hija como es, con mucho respeto a pesar del dolor. Si la hija es tomada y reconocida con su invalidez se siente más segura y protegida. Mientras que si no se le reconoce sus limitaciones permanentes, se siente exigida a ser y hacer más de lo que puede, lo que le crea mucha desazón interna.
Cuando su madre ame el destino de su hija, la hija podrá empezar también a amar su propio destino.
querida Pura, espero que esto te de un poco de luz. Un gran abrazo