El movimiento sigue abriéndose paso sin saber como. Últimamente me vienen palabras o imágenes que en principio parecen inconexas pero luego cobran sentido en un momento determinado. Esta semana tuve un brote alérgico, me lloran mucho los ojos y me despierto rascándome por la noche con mucho picor en el cuello. Me duelen el cuello y la cabeza, tal vez sean las cervicales pensaba yo. Anoche constele estos síntomas de forma inconsciente, al principio no sabía que me pasaba. Me sentía muy agitado, se me movía el cuerpo para los lados pero con los pies juntos en el mismo sitio, siento una mezcla de culpa y vergüenza como si tuviera que esconderme del mundo, intento quitarme algo de la cabeza pero no puedo. Mientras sucede todo esto no paro de eructar. Después de un rato me echo a llorar, la agitación cesa y siento que me abandono, como si todo acabara. Esta mañana me desperté con la palabra «cadalso», tengo el cuello muy rojo de tanto rascarme y no paro de escupir moco. Los ojos me siguen llorando después de varios días, tendré que constelar esta conjuntivitis a ver donde me lleva.
Una vez que la conciencia ha hecho su trabajo es difícil no interpretar y dejar que el movimiento siga su curso. Cada uno tiene sus creencias pero son esas creencias las que nos limitan para vivir con plenitud. Intrincaciones con ancestros o karma, budismo o cristianismo, sólo son conceptos que se diluyen cuando somos testigos de algo mucho mas grande que lo abarca todo, una onda vital en donde está contenida la sanación y el amor. Estamos tan pendientes de llegar a meta que no celebramos nuestra propia evolución. Si somos capaces de mirar atrás y ver nuestra vida desde que nacemos hasta hoy, si somos justos con todo lo que pasó, eso ya es un gran milagro.
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